- junio 15, 2015
- Artículo por: Erc
- Categoría: Blog Corporativo
Con el avance del año podemos ver como se van reactivando distintos eventos sociales, nuevas demandas regionales, sindicales, educativas, etc, con ello los riesgos de daños en la imagen pública de algunas organizaciones y empresas. Los atentados explosivos a instalaciones del sector financiero entre otras instituciones, nos da como referencia que este año estará marcado por las demandas sociales y en algunos casos por la paralización de las faenas operacionales.
A nivel político, se nos presenta un 2016 con elecciones municipales y un 2017 con elecciones presidenciales, escenario que podría tensionar incluso más el ya dinámico 2015.
Además este año estaremos expuestos a nuevas aplicaciones en el marco del control de normativas, nuevas regulaciones, elaboración y discusión de nuevas leyes y por ende, un mayor control del Estado, principalmente hacia las Empresas y las personas.
Si bien es cierto, en los eventos más traumáticos ocurridos en el último tiempo, ha sido el Estado quien ha tomado la dirección de la respuesta; participando y coordinando activamente, pero lamentablemente con magros resultado.
Las empresas deben desarrollar la capacidad de demostrar su nivel de reacción, respuesta, organización y responsabilidad ante este tipo de eventos. Actualmente, el empresariado no ha asumido este rol ni tampoco las responsabilidades relacionadas, experimentando sólo diversos ajustes y en algunos casos el cierre de sus operaciones.
Por otra parte, la participación activa de las comunidades ante un evento traumático es de alto impacto, ya que se activan sin mediar explicación, y/o esperar una aclaración, enjuiciando de manera inmediata, por medio de las redes sociales o cualquier otra vía de manifestación, afectando directamente la imagen de marca y minimizando sus atributos de valor de las organizaciones afectadas. Durante este año podemos reconocer casos íconos ocurridos en variadas industrias, incluyendo; la banca, el retail, la minería, el Gobierno, etc.
Esta dinámica social nos advierte de la necesidad de evaluar nuestra postura como organización ante la ocurrencia de un evento que pudiera llegar a discontinuar nuestras operaciones, o peor aún, que impacte directamente la reputación y el estado de los resultados financieros de la organización. Por esto, es razonable preguntarse;
¿Estoy realmente preparado y organizado para enfrentar una potencial amenaza?
¿Mi equipo de gerentes, está preparado?
¿Los roles y funciones de los equipos están claras y definidas?
¿Dispongo de un buen lugar para utilizar como Centro de Crisis?
¿Dispongo del equipamiento necesario para operar desde el Centro de Crisis?
¿Tengo definiciones, políticas y alcances claros para enfrentar una Crisis?,
Es definitorio conocer qué deben hacer y cómo deben actuar las organizaciones para diagnosticar sus escenarios más críticos. Esto se realiza por medio de un Mapa de Riesgo, con la finalidad de preparar una respuesta coordinada para cada uno de ellos, a través de la implementación de un Sistema Integral de Gestión y Manejo de Crisis (SIGMC), a nivel Operativo.
Lamentablemente para algunas organizaciones, la conocida frase: “…ya estamos a mitad de año…” ó, “ya estamos ad portas de diciembre” es un hecho, y el 2015, es y será un año con marcada agitación social, por lo que; la recomendación va en el sentido de organizarse para que cuando venga el impacto, nos sorprenda medianamente preparados.
El S.I.G.M.C permite a organizaciones y empresas enfrentar la Crisis, de manera coordinada, minimizando los impactos a nivel operativo, las pérdidas de recursos y la desvalorización de la imagen, además de mantener (aunque a un nivel menor) la continuidad de su negocio.
Una correcta y oportuna preparación, agrega valor al negocio, marca la diferencia entre los competidores de un mercado e internamente se fortalece por medio de la valorización que dan de manera espontanea empleados, clientes y proveedores.
