“Lo que el viento se llevó” … ¿O nos dejó?

Mucho se ha comentado y criticado sobre el impacto que tuvo el temporal de viento y lluvias que afectó a varias regiones de Chile durante la primera semana de agosto. Algo que estaba advertido y avisado por los organismos técnicos pertinentes, y que se podrían haber tomado las medidas base para prepararse ante esto.

Considerando que estamos en época de invierno, y que esto fue anunciado con anticipación, se podía prever que enfrentaríamos fuertes condiciones climatológicas tanto y con afectación transversal al Gobierno, a Municipios, Empresas proveedores y a la ciudadanía, actores todos que deberían haberse articulado y preparado para mitigar el impacto y reducir la afectación.

En este artículo no pretendo criticar a A, B o C entidad pública y/o empresa respecto a cómo fue la respuesta y cómo se enfrentó esta situación sino, poder analizar desde el punto de vista del manejo de crisis, el cómo respondemos, el quién o quiénes responden, el qué deberíamos haber hecho y cómo nos articulamos para enfrentar esta situación.

Experiencia en responder ante eventos catastróficos tenemos bastante, pero parece que nuestra resiliencia (o displicencia), nos está jugando en contra. Revisemos entonces este caso.

Iniciamos identificando los actores responsables donde encontramos a tres que son principales, y que son los responsables del manejo de esta crisis:

1) Gobierno (SENAPRED),        

2) Empresas de distribución eléctrica y, finalmente

3) Municipios afectados.

Nos encontramos por ende, frente a organismos o agrupaciones que, ante las condiciones conocidas y advertidas por los organismos técnicos, deberían haber alertado, activado y funcionado, de manera anticipada, articulada y coordinada para enfrentar este evento.

Frente a la Institucionalidad, tenemos entonces como organismo principal en la Dirección en lo relacionado a la Prevención, Respuesta y Recuperación, a SENAPRED, quién debería ante los pronósticos, haber convocado una mesa técnica, para poder identificar y coordinar los recursos necesarios para liderar la respuesta ante la afectación que iba a tener este evento.

Las Empresas de Distribución Eléctrica, una vez ocurrido el evento, fueron criticadas y puestas en el centro de la discusión y medios de comunicación, asignándolas como únicas responsables de la situación que se vivió, criticando la ineficiencia ante la respuesta que estaban dando en recuperar la energía (core y objetivo principal).

Pero, para poder trabajar en la recuperación de la energía, se hace necesario evaluar lo siguiente:

  • Conocer el impacto y afectación del evento: para esto es necesario levantar información territorial, la cuál puede hacerse desde los municipios, redes sociales, activación de call center, entre otros canales.
  • Conocer y detallar la disponibilidad de la logística: stock de transformadores y postes, disponibilidad de cableado, cuadrillas de trabajo disponibles, etc.
  • Priorizar y segmentar en niveles de criticidad, los sectores a recuperar inicialmente: hospitales, clínicas, Servicios de Respuesta a Emergencias, Electrodependientes, etc.
  • Actividades ajenas a su core principal: Aquí es el tema que, a mi opinión y experiencia, fue lo que más impactó y degradó la respuesta: Tareas como, tala y corte de árboles caídos, camiones y grúas para levantar estos, despeje de vías y caminos para que las cuadrillas puedan llegar a trabajar, entre otras actividades, eran relevantes para agilizar la recuperación.
  • La necesidad de solicitar la activación y movilización de recursos por parte del Estado, como Fuerzas Armadas y Carabineros, movilización de maquinaria y en general, toda actividad que aportara a la pronta recuperación, fue tardía.
  • Y finalmente, y en base a los puntos anteriores, la comunicación y entrega de información clara y oportuna a los afectados, permitiendo que ellos, independiente de cómo fuera la respuesta o el orden de recuperación de la energía, pudieran tomar decisiones sobre el que y como iban a enfrentar el período sin energía.

Por otra parte, los Municipios posterior a la reparación y limpieza de cables, árboles y todo lo que pudiera afectar el tendido eléctrico, deberían haber gestionado la respuesta en conjunto con la solicitud de ayuda al Gobierno (Gobernaciones y SENAPRED Regionales), lo que también retrasó el levantamiento de información, debido a que sus recursos son limitados y escasos.

Ahora, y con total falta de autocrítica, y como dice el dicho “si no ayuda no estorbe”, el Gobierno, comunicacionalmente, comenzó inmediatamente a presionar a las empresas eléctricas a dar solución a la reposición de la energía sin siquiera entender el cómo voy a planificar en base a lo indicado anteriormente en este artículo.

Quiero dejar en claro que no le estoy quitando responsabilidad a las Empresas de Distribución eléctrica, sino que, simplemente tratar de entender el por qué se produjo esta mala y deficiente respuesta y la baja celeridad para la reposición de la energía eléctrica.

¿Qué hacer entonces?

Frente al impacto generado por este fuerte temporal, primero que nada, debemos entender qué es lo que estoy enfrentando, qué recursos tengo y cómo voy a priorizar la asignación de esos recursos para la recuperación de la operación eléctrica, de acuerdo a la criticidad que puedan tener los afectados en cada región del país.

Es por este motivo, que se requiere la articulación desde una mesa integrada por el Estado a través de SENAPRED y las autoridades responsables (Ministros, Subsecretarios, etc.), junto a los Municipios, las empresas de distribución eléctrica, quiénes tendrían la misión, en conjunto al despliegue de las Fuerzas Armadas de inicialmente:

  • Realizar un catastro de cuál es el impacto real que tuvo este evento sobre la población,  
  • Asignar la criticidad sobre qué es lo que vamos a recuperar primero
  • Asignar los recursos necesarios para el corte, tala, despeje de árboles que están en la vía pública
  • Revisar los inventarios de postes, cables, transformadores, entre otros que se requerirán para poder reponer lo afectado y finalmente situación que no es menor,
  • Entender a través de la captación de la información proveniente de la propia ciudadanía de qué lugares están afectados y el cómo afectó a ello.

Lo anterior para conocer de manera más realista y desde el territorio, cuál es la magnitud de lo que estoy enfrentando. Y es aquí donde se requiere la implementación y utilización de la mayor cantidad de canales para reunir esa información (redes sociales, Call Center, Medios de Comunicación, u otros),

Construido lo anterior, y como acción más relevante, es poder informar de manera cierta, oportuna y transparente el cómo se está respondiendo, el qué estamos haciendo y finalmente, al cuándo podrá reponerse los servicios.

¿Qué podemos concluir?

Que cada organización y estamento indicado anteriormente tienen responsabilidades sobre la respuesta la cual, para que ésta sea eficiente, eficaz y oportuna, se requiere la articulación, integración y coordinación de ellos.

Que si no se declara un liderazgo y dirección a través de los organismos responsables (SENAPRED), la integración y respuesta eficiente de estos estamentos, es poco probable y prácticamente imposible.

El evento que afectó al Chile durante la primera semana de agosto, demostró que fue totalmente subestimado por parte de quiénes son los responsables de manejar la emergencia en este país, no generando ni integrando los actores relevantes para poder generar una buena respuesta.

A nivel municipal falló la articulación y la preparación de los equipos y cuadrillas necesarias para apoyar en la remoción y limpieza y atender las situaciones más críticas, lo que reitero, ante la baja disponibilidad de recursos.

En cuanto al manejo de las empresas de distribución eléctrica, vieron sobrepasadas sus capacidades normales y reales, y apuntadas desde el primer momento por el Gobierno, como los únicos responsables de hacer todo. Algo que les es imposible de realizar.

Al mismo tiempo, las empresas cometieron el error de no entender que, si tenemos la información, es posible planificar, comunicar y generar mayor certidumbre a la ciudadanía debido a que tienen la opción y las alternativas necesarias que, en base al tiempo de recuperación, puedan tomar sus propias decisiones.

La experiencia de los eventos vividos anteriormente, se nos ha ido olvidando y el poder comparar (atendiendo sus magnitudes obviamente), sobre la forma de prepararnos y responder, desde el alertamiento por organismo técnico responsable, hasta la respuesta; nos da a entender que aún seguimos sin tener una cultura sobre el cómo responder ante los eventos que afectan y que nos seguirán afectando como país. Por esto, el llamado nuevamente, y que en un momento se logró, es trabajar anticipadamente en integrar y articular, desde el Gobierno a través de SENAPRED, a Municipios, Empresas estratégicas y Privadas, Fuerzas Armadas y otros actores, que permitan articular la respuesta oportuna, coordinada y eficiente. Finalmente, es lo mínimo que esperamos de cada uno de ellos.