- agosto 18, 2015
- Artículo por: Erc
- Categoría: Blog Corporativo
En los últimos años, distintos fenómenos climáticos y accidentes de la naturaleza han golpeado fuertemente a nuestro país, situaciones que derivan principalmente de la geografía propia del territorio, como también los significativos cambios climáticos asociados al calentamiento global que actualmente nos afecta a nivel mundial.
La fuerte sequía que se viene arrastrando hace algunos años, si bien se mantiene en el tiempo, fue bruscamente alterada por las últimas abundantes e intensas precipitaciones que se han presentado prácticamente en todo el territorio nacional provocando daños en gran parte de las zonas afectadas con consecuencias catastróficas en regiones vulnerables, ocasionando situaciones de emergencias, víctimas fatales, cientos de damnificados, pérdidas materiales, anegamientos, daños y detención en los suministros de servicios básicos, sustento laboral en el caso del sector de pesca artesanal, etc. todos efectos y consecuencias que han sido la tónica cuando la naturaleza no ha dado tregua.
Las condiciones que predominan en el clima nacional demuestran un desplazamiento desértico desde el norte de Chile a la zona central y ésta a su vez a la zona sur de nuestro país, sin embargo, situaciones como las acontecidas el fin de semana pasado dejan en evidencia que a pesar de las circunstancias climáticas actuales, no estamos preparados para soportar un frente de mal tiempo que supere lo pronosticado.
Es fundamental prevenir con anticipación los posibles efectos e impactos de estos fenómenos meteorológicos y el daño que pueden provocar sin olvidar que existe un historial de ocurrencia de éste tipo de situaciones en nuestro país a través de los años, principalmente por no saber actuar a tiempo, por no disponer de una planificación, y por entregar respuestas reactivas en vez de preventivas.
Como experiencia y debido a las fuertes lluvias y vientos que azotaron a gran parte del país en los últimos días, el borde costero presentó serios daños en sus instalaciones, embarcaciones y recursos humanos provocado por el fuerte oleaje que afectó a gran parte a las operaciones de la actividad portuaria de las zonas costeras del norte y centro de Chile.
Lo anterior no es un hecho aislado sino un dato probabilístico que nos enfrentará nuevamente a condiciones meteorológicas con impactos similares al temporal recién pasado, lo vual es algo concreta y que no deja de ser preocupante.
La vulnerabilidad de las operaciones y de la actividad portuaria en situaciones extremas, obliga a desarrollar e implementar Planes de Contingencia, destinados a articular respuestas destinadas a combatir fenómenos naturales que escapen a lo pronosticado.
Y si bien se cuentan con los antecedentes previos a través de los pronósticos meteorológicos, se requiere de una planificación estratégica anticipada que les permita actuar con el tiempo suficiente para aminorar y mitigar los potenciales daños que una contingencia provocada por la fuerza de la naturaleza puede generar en las operaciones, sus embarcaciones e instalaciones.
Por este motivo es importante fortalecer los actuales planes de contingencia, la emisión de alertas oportunas, con el objeto de instruir y preparar a todos quienes participan de la actividad portuaria nacional y así poder enfrentar estos fenómenos logrando reducir los riesgos inherentes de contingencias asociadas a desastres naturales.
De la misma manera, y debido a éste cambio climático, también es necesario sensibilizar a los organismos responsables de la reconstrucción, a revaluar las actuales medidas de contención existentes que permitan mayor seguridad en términos estructurales y minimizar los posibles daños que serán generados por la fuerza del mar.
Según expertos en el tema, ésta condición podría persistir en el tiempo generando nuevas situaciones de emergencia, ¿Estamos realmente preparados para enfrentar nuevas situaciones de emergencias meteorológicas en las zonas costeras de nuestro país?
Publicada en Revista Kawesqar (www.revistakawesqar.cl)
